En 1943, el embajador japonés en Alemania asistió a las pruebas de campo del Tiger de Henschel. Después de eso, la empresa recibió la orden de transferir toda la documentación del tanque a Japón. Un Tiger desmontado fue enviado a Burdeos el 14 de octubre de 1943, para ser entregado a Japón en un submarino. Sin embargo, el vehículo nunca fue entregado y los japoneses nunca pudieron establecer su propia producción de Tigers. Esta empresa le costó a Japón 645.000 Reichsmarks, mientras que el costo original fue de 300.000 Reichsmarks.